Opinión – La reconstrucción de Argentina

Por Orlando Cisterna

“No pasa absolutamente nada” es la frase que DIGO a un amigo, hablando por whatsapp, sobre la situación de las protestas por las nuevas leyes que Javier Milei propone a la nación Argentina. Y si bien por la televisión y medios de la oposición cuentan que el país se está cayendo a pedazos, la realidad a veces suele ser más compleja de lo que se cree o vé en la prensa.

A un mes de la asunción al poder ejecutivo de Javier Milei, Argentina quiere ser un país normal. Las políticas económicas y sociales propuestas en la ley Ómnibus y DNU se dirigen hacia ese cambio. Un proyecto de 30 años que inicia con una fuerte reducción de ministerios, un estado mínimo, y liberar la economía de los altos impuestos, sobretodo en abrirse hacia los mercados de alta importancia, como lo son Estados Unidos, Israel, y Taiwán (El mayor productor de tecnología de chips y microprocesadores del mundo).

Lo anterior refleja su búsqueda de romper con el bloque BRICS, colocando a Argentina en una posición más dura hacia las políticas de Xi Jinping, premier de China y, sobre todo, su mayor oponente regional, el presidente de Brasil Lula Da Silva. Y es que el gobierno de Milei quiere romper con todo lo anterior, incluyendo la posición geopolítica de Argentina en el mundo. Políticas de libre mercado, como la eliminación de impuestos a los turistas e inversionistas extranjeros, y la negociación para eliminar impuestos a las importaciones son el camino que tomó Argentina hacia el desarrollo, imitando de reojo el modelo de Chile.

Un primer mes intenso, con alta turbulencia, pero que refleja el deseo de una reconstrucción necesaria. Si bien la inflación en su primer mes llegó al 20% en Ciudad Autonoma de Buenos Aires (CABA), parece ser que todo sigue normal. Y es que, ante el aumento del narcotráfico, crimen y desconexión con las urgencias sociales del anterior gobierno y actual oposición, la mayoría de argentinos prefiere apretarse el cinturón y entregarse al proceso de reconstrucción propuesto por el actual gobierno.

Así las cosas, la propuesta libertaria del presidente Milei tiene una acogida en los jóvenes, quienes perciben que la esperanza llegó a sus hogares. El posicionamiento de Argentina como el país de las criptomonedas este 2024 ha sido un anuncio fervoroso para una juventud hambrienta de oportunidades, y de vivir “el sueño del desarrollo” postergado en los últimos 20 años.
Y están dispuestos a vivir, con dolor, las transformaciones que permitan reducir el 40% de extrema pobreza que azota las “villas miseria” o campamentos, donde 16% de niños vive con desnutrición, y que tiene como brazo armado tanto al crimen organizado como el narcotráfico.

Ciudades como Córdoba y Rosario viven bajo el flagelo de asesinatos, secuestros y sobornos, y es ahí donde el ministerio de seguridad persigue la aprobación de una ley que permita fortalecer a las fuerzas armadas, con el propósito de combatir y reducir los altos índices de delincuencia.

Sin embargo, la oposición vé con temor estas propuestas, ya que consideran que sería un “retroceso democrático” y un abierto inicio de políticas represivas. ¿Les suena parecido este discurso?. Al parecer, el buenismo de la izquierda le impide comprender las carencias de una ciudadanía que, de manera literal, vive con miedo a sufrir la pérdida material, y hasta de sus propias vidas.

A modo de cierre, la casta política y económica mira con un poco de recelo las transformaciones económicas de Milei. La ciudadanía no sale en masa a las calles, como se estila en la televisión y noticieros. A modo de anécdota, en las tardes se pueden observar los cafés llenos de personas, compartiendo una cerveza, y conversando sobre las últimas contrataciones de su equipo de fútbol favorito. Conversaciones de un país que quiere ser “normal” y que en el primer mes de Milei en Casa Rosada, las calles manifiestan el sentido nacional, “Aquí no pasa absolutamente nada”.